• La sal de la vida

    La sal de la vida

    La sal de la vida

    2015 - Por: Diego Bagú

    No teníamos duda de la existencia de agua líquida en el pasado de Marte. Tampoco de su existencia en el presente, pero en estado sólido, es decir, en forma de hielo. Y en 2011 comenzaron a llegar las primeras grandes sorpresas.

    Esta historia se inicia en 2006 con el arribo a Marte por parte de la sonda Mars Recoinnassence Orbiter (Orbitador de Reconocimiento de Marte), la cual estuvo escudriñando al planeta rojo con sus potentes cámaras durante estos últimos años. A partir de sus imágenes espectroscópicas, Lujendra Ojha, un estudiante nepalí de la Universidad de Arizona en EE.UU., detectó en 2011 una serie de oscuras y delgadas bandas las cuales descendían por las laderas de ciertos cráteres.  Franjas de unos 5 metros de ancho por un centenar de largo, en promedio. Lo llamativo es que las mismas eran estacionales, es decir, no se encontraban de manera permanente sobre la superficie. Aparecían durante un par de meses a lo largo del verano marciano y desaparecían durante el invierno. Unos meses después, las conjeturas más convincentes hicieron referencia a la posible existencia de cursos de agua líquida como generadores de estos fenómenos.

    Si bien cierta información se había filtrado durante el fin de semana (en la era de la información es imposible la reserva absoluta), esto no redujo el nivel de ansiedad por escuchar las novedades en la conferencia de prensa ofrecida por la NASA. Las mismas contaron de la existencia de sales hidratadas, es decir, cristales de sales con moléculas de agua adosados a éstos.

    El anuncio de este lunes 28 de septiembre de 2015 implica de manera directa dos acontecimientos significativos en la exploración espacial. El primero de ellos es el redoblar los esfuerzos en busca de vida más allá de la Tierra, léase vida marciana microorgánica. Cuando desde la ciencia se busca vida extraterrestre (la astrobiología, una ciencia interdisciplinaria), se va en busca de los elementos químicos que posibilitaron la misma en nuestro planeta (carbono, nitrógeno, fósforo, oxígeno, por nombrar algunos) como así también agua en estado líquido, ya que se trata de un solvente por excelencia para la circulación de los nutrientes en los organismos. La existencia de agua líquida en el Marte actual no hace más que acrecentar nuestras expectativas al respecto. La presencia de ésta así como los elementos químicos vitales para la vida, son usuales en el universo. Al tomar dimensión de la cantidad de estrellas en una galaxia y la cantidad de éstas en el cosmos, la matemática es implacable ante el más escéptico: no podemos estar solos. Debe existir vida más allá de nuestra atmósfera azul. La cuestión es que aún no la hemos detectado. Y en ese sentido, el lenguaje de la ciencia es claro y preciso. No podemos afirmar la existencia de vida extraterrestre. Cuando se encuentre (de ocurrir en algún momento de la historia) será quizás el más colosal de los cambios de paradigma.

    En cuanto a la segunda de las dos grandes implicancias de este hallazgo, es todo lo que representa el agua líquida para el programa espacial tripulado, en particular de los EE.UU. Agua implica contar con oxígeno e hidrógeno, dos elementos químicos fundamentales para el combustible de los cohetes (al menos con la tecnología actual) y demás instrumentos. Pero a su vez el oxígeno representa un ingrediente fundamental para desarrollar una atmósfera respirable. Y por supuesto, con un adecuado proceso de desalinización, el agua implica la posibilidad de contar con bebida y cultivar vegetales, es decir, alimentos.

    Sucesos como los de este lunes, aceleran todo el esfuerzo que se viene realizando para emprender nuestro próximo gran viaje como especie. Estoy convencido que somos parte de una generación privilegiada. Aquella que verá el primer paso humano en suelo rojo.