Progress M-27M - Pronóstico reservado
2015 - Por: Diego Bagú
Las Progress son naves espaciales automáticas de la Agencia Espacial Rusa, cuyo objetivo principal es la de reabastecer con distintos suministros (combustible, oxígeno, víveres, electrónica, etc.) a diferentes estaciones espaciales (en su momento fueron las Salyut, la histórica MIR y desde el 2000 a la Estación Espacial Internacional). Utilizadas desde 1978, han sido un orgullo de la industria espacial soviética, marcando records tras records en cuanto a lo que se refiere a su eficiencia. Pero, siempre hay un pero, algo puede fallar, en especial cuando se trata nada más ni nada menos que de viajar al espacio.
El pasado martes 28 de abril, desde el cosmódromo de Baikonur despegó la Progress M-27M. Su objetivo era acoplarse a la Estación Espacial Internacional (EEI). Por motivos que aún no están claros, aparentemente ha existido un problema de desacople entre la Progress y la tercer y última etapa del cohete portador. Como resultado de ello, la Progess siguió una órbita que no era justamente la establecida. Es más, comenzó a rotar desnfrenadamente sobre su propio eje. La Agencia Espacial Rusa, si bien puede seguir el trayecto de la nave, no ha podido en ningún momento tomar control de la misma. Es así que un día después del lanzamiento, el miércoles 29, declararon oficialmente la pérdida del navío.
En lo que se refiere a los tripulantes de la EEI (6 astronautas/cosmonautas en total), no corren riesgo alguno ya que tienen víveres, oxígeno y combustible para varios meses más. El problema radica en la caída a Tierra de la Progress ya que no sólo se desconoce el momento en que ocurrirá sino también el lugar en dónde lo hará. El procedimiento de descenso usualmente empleado es frenar la nave con sus retrocohetes, de tal manera que comience a caer sobre la atmósfera terrestre. Sus capas más altas, a unos 70, 80 km por sobre la superficie terrestre, hacen que el roce atmosférico no sólo acelere el frenado sino que también comience a incendiar la nave, de tal manera que la caída de fragmentos sobre la Tierra sea la menor posible. Todo este procedimiento se realiza de tal manera que el lugar elegido para dicha caída sea sobre el océano Pacífico.
Pero claro, en este caso, en el que desde Tierra no se tiene control alguno sobre el trayecto de la Progress, es imposible llevar a cabo tales acciones. Es más, no se sabe a ciencia cierta el momento en que dicha caída se producirá. Hoy viernes 1 de mayo, y de acuerdo a las mediciones que se hicieron desde la mismísima EEI, los controladores creen que la caída se produciría el 10 de mayo con un error de más/menos tres días. Por supuesto, no sólo se desconoce el día de la caída sino que también, y con mucha mayor incertidumbre, nadie sabe el lugar en que se producirá dicho descenso.
De todas maneras, y para no generar mayores preocupaciones, es muy poco probable que la caída del Progress afecte a la vida humana. Debe tenerse en cuenta que el mayor porcentaje de la superficie terrestre está cubierta por los grandes océanos. A su vez, del porcentaje que queda de "tierra firme", las ciudades, los centros de población, ocupan una mínima región de los mismos. Por ejemplo, en el caso de Argentina, pensemos en nuestra extensísima Patagonia y comparémosla con lo que ocupan los centros urbanos ubicados en ella. O el caso de Australia, un inmenso desierto sólo salpicado por algunas ciudades.
Tendremos que esperar, no sin ansiedad por cierto, respecto de lo que ocurra con la Progress M-27M. A medida que pasen los días, esperamos contar con más información para conocer lo mejor posible de esta situación.